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El despertar de un sueño

Chronos97
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Synopsis
Ethan Winter, siendo el último de su linaje, asciende a la corona, pero su llegada es recibida con desdén por la poderosa Casa de los Halcones, que lo ve como un líder débil e indigno. Sin otra opción que adentrarse en un mundo despiadado, donde la fragilidad se paga con la vida, busca asegurar una alianza que fortalezca su reinado. No obstante, lo que comienza como una simple estrategia política pronto lo atrapa en una intrincada red de traiciones, poniendo en peligro todo lo que ha conseguido. Privado de su título y arrastrado a un juego de poder donde cada movimiento podría costarle la vida, descubrirá que la traición no es más que el principio de una nueva era. En un lugar donde las lealtades son efímeras y las promesas se rompen con facilidad, emprende la búsqueda de aquellos responsables de su caída. Pero, cuando el mundo está al borde de una guerra global, se enfrenta a una decisión imposible: cumplir con su deber como rey, sacrificando su humanidad en nombre de su familia, o abandonar el trono para proteger a aquellos que ahora considera su nueva familia.
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Chapter 1 - Una sonrisa perdida en el tiempo

Avanzaba entre las sombras de las antiguas piedras, mientras las hojas crujían bajo sus pies, susurrándole lo que el tiempo había olvidado. Desde aquel trágico día, la tristeza se apoderó de su sonrisa. A veces, intentaba recuperarla con recuerdos felices, pero estos solo cavaban más profundo en las heridas que yacían en su corazón. Al llegar a su destino, sus manos temblaron al tocar la lápida. El mármol era tan frío como el último invierno, tan cruel como el destino que había destruido sus sueños y esperanzas.

"¿Familia… por qué me dejaron solo? Aun las necesito, pero sus voces y sus recuerdos son como una sombra que se aleja y se desvanece". Por un momento, se sintió tan frágil como el niño que una vez fue, y tan lejano como el rey que nunca llegó a ser.

—En mis recuerdos, las imágenes se desplegaban como un álbum de fotos. Entre ellas, mis hermanas gemelas… Aunque las veía como dos mitades de una misma alma, los sueños de cada una las llevaron por caminos opuestos. Una anhelaba convertirse en caballero ejecutor, un guardián que protegiera el reino. La otra deseaba expandir los dominios, con el deseo de transformar a Roster en un gran imperio.

Aunque una poseía un talento admirable con la espada, me preguntaba si, detrás de su mirada fría y decidida, había algo más que fuerza y determinación: tal vez miedo de perder su propio camino. Mi otra hermana, aunque tenía una mente brillante, me hacía cuestionarme: ¿realmente disfrutaba de su rol como líder, o era solo una máscara para ocultar sus propios temores?

A veces, cuando nuestras miradas se encontraban, sentía un amor lleno de emoción que siempre me habían ocultado. Lo comprendí tarde, tal vez demasiado tarde: mis hermanas querían que no siguiera sus pasos.

Mi madre siempre decía que el mundo era un lugar misterioso. Sin embargo, en sus ojos había algo más: un temor profundo, no solo por mi bienestar, sino por algo de su pasado que nunca compartió conmigo. Aunque sus abrazos eran cálidos, sus palabras solían cargar una advertencia oculta, siempre entrelazada con su amor. A veces, cuando me miraba fijamente, parecía reconocer algo en mí, como si yo fuera parte de un recuerdo que prefería olvidar.

Recuerdo aquel momento en que burlé la seguridad del palacio y me lancé a la oscuridad de lo desconocido. Aunque el invierno ya había tocado la tierra, corrí hasta que mis piernas cedieron, sin saber cuánto tiempo había pasado. Finalmente, agotado y con una sonrisa de rebeldía, me refugié en un rincón, entre las sombras de un viejo árbol. Ahí, en ese lugar, algo se movió. Un susurro… tal vez el viento. No lo sé. Pero entonces, la vi.

Una figura acurrucada temblaba bajo la nieve, como si el frío desgarrara su alma. Al principio, no pude verla con claridad, pero algo en su presencia me atraía. A medida que me acercaba, el latido de mi corazón se intensificaba. El viento, como un susurro de misterio, levantó por un instante su manta, revelando un rostro marcado por el sufrimiento y el miedo.

Sus ojos... Estaban vacíos, como si su existencia estuviera a punto de desvanecerse. Le extendí la mano. No entendía el por qué, tal vez era esa necesidad de salvarla, de hacer algo que jamás había hecho antes.

 "Ven conmigo, yo cuidaré de ti." Esas palabras no me representaban. Yo era un niño que siempre había sido protegido por los demás. Tal vez por eso, una sonrisa nerviosa, más dirigida a mí mismo que a ella, se formó en mis labios.

Su piel, casi pegada a los huesos, parecía una sombra de lo que alguna vez fue humano. Sus manos eran frágiles, que eran incapaces de sostener las mías. Aun así, sus ojos brillaron por un instante, como si un rayo de esperanza atravesara su desesperación.

Mientras le brindaba esperanza, mi mente voló hacia la torre del palacio, donde solía observar el mundo exterior. Un mundo que no entendía, lleno de sombras que se deslizaban más rápido de lo que mis ojos podían seguir. Las historias susurradas en los pasillos, las visitas de los hijos de los nobles... todo eso alimentaba mi conocimiento, pero nunca había experimentado algo como esto.

¿Era esta la cruda realidad que se ocultaba tras los muros del palacio? ¿Acaso mi madre intentaba protegerme de este mal? Sin tiempo para más indagaciones, escuché los pasos de los guardias, cuyas antorchas iluminaban la oscuridad, como presagios de lo que se avecinaba.

Mi madre estaba cerca, viéndome desde lo alto de su corcel. No dijo nada. No hacía falta. Su silencio era más pesado que mil regaños. A pesar de la culpa que me embargaba, sabía que no podía abandonar a esta persona.

"¡Lle… llévenla al palacio!" Aunque mi voz tembló al principio, la orden salió con una firmeza que no esperaba de mí. Por primera vez use mi autoridad como el tercer príncipe.

Los guardias dudaron por un momento, intercambiando miradas incómodas antes de obedecer. Mi madre me miró con una expresión que no supe interpretar. ¿Era orgullo lo que veía en sus ojos? ¿O era preocupación, porque este acto significaba que estaba creciendo demasiado rápido, que ya no era el niño que se refugiaba en la seguridad del palacio?

La persona fue escoltada. En el camino de regreso, mi madre no dejaba de envolverme con su capa de cuero, su calor aún era tan reconfortante como la primera vez. No sabía qué sucedería después: si me reprendería, si esa persona encontraría consuelo bajo nuestro techo, o si tal vez mi acción traería consecuencias. Pero había algo claro en medio de todo esto: algo dentro de mí había cambiado para siempre.

Mientras cruzaba las puertas del palacio, miré hacia atrás, hacia la oscuridad de la ciudad. Por primera vez, no vi solo sombras. Vi personas atrapadas en sus propias historias, en su sufrimiento, en sus luchas diarias. De inmediato comprendí que, cuando creciera, haría de este reino un lugar mejor. Sin embargo, ese era un largo camino. Mis hermanas mayores ya disponían casi de todo el control, pero estoy seguro de que, a su lado, aprenderé mejor… Tal vez sean duras de carácter, pero su cariño hacia mí es auténtico.

Un suspiro de tristeza escapa de mis labios. No quiero seguir adelante con estos recuerdos... no quiero enfrentar lo que me está por venir. ¿Por qué estoy tan solo? ¿Por qué siento que me observan? ¿Acaso esta es la única realidad en la que puedo existir? Mi mente parece fragmentarse. Algo no encaja… ¿Cómo puedo estar tan seguro de que todo esto que experimento es real?