Cherreads

Chapter 2 - Capítulo 2: Pan Caliente, Secretos Fríos

El sol de la mañana caía suavemente sobre la ciudad de Kuoh, una localidad japonesa que, a simple vista, no tenía nada de especial.

Tranquila, ordenada, con parques bien cuidados y una de las academias más prestigiosas del distrito: la Academia Kuoh.

Frente a esa escuela, donde cientos de estudiantes transitaban día a día con mochilas al hombro y corazones cargados de preocupaciones adolescentes, una pequeña tienda recién abierta comenzaba a llamar la atención.

No por anuncios ruidosos.

No por grandes carteles ni promociones exageradas.

Solo por el olor.

Un aroma cálido, envolvente y casi adictivo de pan horneado a la perfección se esparcía por toda la calle como un hechizo silencioso.

El cartel era sencillo:

"Tempest Panadería"

Dentro, el local era pequeño, pero impecablemente decorado. Estanterías de madera clara, una vitrina reluciente, y un horno que parecía más tecnológico que mecánico, pero disfrazado como horno a leña.

Detrás del mostrador, vestido con un delantal azul celeste con bordes dorados, estaba el dueño.

Rimuru.

Su apariencia era la de un joven de unos diecisiete años. Cabello azul plateado, ojos dorados tranquilos, y una sonrisa amable pero distante.

—Souei, ¿qué tal va la vigilancia?

Desde la sombra proyectada por un estante, una voz respondió sin alterar el silencio del lugar:

—Sin novedades, Rimuru-sama. He marcado tres fuentes de energía anormal cerca de la academia, pero ninguna ha mostrado intenciones hostiles.

—Perfecto. ¿Y Diablo?

—Está en la azotea. Meditando. Aunque ya ha espantado a dos gatos por... mirarlos de forma amenazante.

Rimuru suspiró con una sonrisa leve.

—¿Cómo puede hacer que incluso respirar parezca una amenaza cósmica?

La puerta sonó con un suave ding.

Entró una estudiante con uniforme de la academia Kuoh. Tenía cabello corto, expresión curiosa y una mirada brillante.

—Disculpe... ¿ya están vendiendo?

Rimuru asintió.

—Adelante. Todo está recién hecho.

La chica miró la vitrina y sus ojos se iluminaron. Croissants dorados, pan de leche esponjoso, bollos con un brillo casi mágico.

—¿Qué tiene este? —preguntó señalando un pan trenzado con un aroma a vainilla y algo más... difícil de describir.

—Eso se llama "Pan de alma ligera". No tiene relleno, pero mejora tu estado de ánimo al primer bocado.

La chica se rió.

—¿Es un chiste?

—Solo si no funciona —dijo Rimuru, guiñándole un ojo.

Ella compró uno, y cuando dio el primer mordisco en la calle, se detuvo.

Miró al cielo, al pan, y murmuró:

—...Wow.

**

Durante todo el día, estudiantes y profesores empezaron a pasar por la tienda. Algunos por curiosidad. Otros siguiendo el rastro del aroma. Y algunos... por algo más.

Porque aunque Rimuru había suprimido su aura, algunas criaturas sensibles al maná empezaban a sospechar. Ángeles caídos. Demonios. Humanos con talentos ocultos.

Lo sentían.

Algo en ese lugar no era normal.

Pero Rimuru, mientras amasaba la masa de una nueva receta con precisión perfecta, no parecía preocupado.

—Todo va bien, Ciel.

«Afirmativo, Rimuru-sama. 98.7% de los clientes planean volver mañana.»

—Perfecto. Si voy a hacer esto, será con excelencia.

Ahora... ¿qué tal si mañana preparo panecillos de maná rellenos de crema infernal?

«Nombre atractivo. Recomendado.»

Rimuru rió suavemente, justo cuando Diablo bajaba desde la azotea con pasos elegantes.

—Mi señor. He sentido una mirada inquisitiva desde uno de los salones de la academia. Posiblemente una presencia demoníaca.

Rimuru ladeó la cabeza, curioso.

—¿Una presencia? ¿O un posible cliente?

Diablo sonrió con aire de satisfacción.

—Ambas cosas, quizás.

Y mientras la tarde caía sobre Kuoh, y las sombras se alargaban, la panadería Tempest seguía iluminada por la calidez del horno... y por el aura contenida de un dios disfrazado de panadero.

Porque aunque Rimuru había venido en busca de paz...

El mundo no tardaría en llegar a su puerta.

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